Ignacio Aranz sobre Entre dos orillas

Escrito por Ignacio Aranz

El libro está lleno de interés para cualquier lector que quiera acercarse a él y conocer de primera mano una experiencia tan singular y tan completa como la de Tatiana Solovieva. Se nota que necesitabas escribirlo, contar lo que llevas en el corazón, lo que has vivido y conocido, necesitabas decirlo alto y claro, y lo has hecho: lo has conseguido.

El pasado 25 de marzo recibí tu libro Entre dos orillas: Un recorrido vital con el ballet y la historia como protagonistas. Me impresionó muy favorablemente tanto por su aspecto (gran formato, portada y contraportada a todo color, cerca de 550 páginas…) como por la imagen, tan bien elegida, con esos dos edificios de Madrid y de Moscú tan reconocibles y junto a ellos un cielo amable, una bailarina que parece volar, un bosque otoñal, un río inmenso y apacible por el que navega a toda velocidad una pequeña barca, porque alguien como tú, en medio de tanta hermosura, no deja de trabajar para unir ambas orillas, para ir de una a otra con su mensaje de belleza y de cultura. El título no puede ser más expresivo, pues resume muy bien lo que luego a lo largo del libro va uno descubriendo. Tu nombre al pie y el reclamo del prologuista completan la portada. Y en la contraportada, además de unos párrafos de la introducción muy bien escogidos, de nuevo el río inmenso, imparable, y la barca que llega a la otra orilla, a la misma orilla, porque más allá de que estés en una o en otra, tú eres siempre la misma, incansable, imparable, incorregible en tu tarea de traer y llevar, de unir las dos orillas con la danza, con la música, con el arte y la cultura universales.

A lo largo de las páginas del libro hay abundantes imágenes personales, familiares, de amigos y de personas que aprecias y admiras, una abundante colección de fotografías de los muchos ballets que has sabido presentar con acierto en tantos lugares y durante tantos años, reseñas de prensa, críticas, reproducción de carteles…, tanto en blanco y negro como en color: una maravilla. El prólogo de César Vidal está muy bien traído y anima a zambullirse en el libro. La imagen de una matrioshka es muy acertada, porque a lo largo del libro, cuyo hilo conductor no es otro que tus distintas experiencias personales y profesionales junto con tus ideas y sentimientos en relación con las diferentes etapas históricas que has conocido en ambas orillas, vas profundizando y vas abriendo poco a poco tu corazón y poniendo de manifiesto los valores que te mantienen y los motivos, los objetivos por los que haces tu trabajo de la manera en que lo haces.

El libro está lleno de interés para cualquier lector que quiera acercarse a él y conocer de primera mano una experiencia tan singular y tan completa como la tuya, por supuesto. Pero el interés es mayor aún para quienes te conocemos, porque de esta manera uno ha podido saber mucho más de ti. Y ello ha sido posible porque a través de sus páginas hay no sólo información y documentación muy interesante y útil de las dos orillas entre las que te mueves, las dos orillas geográficas y también las dos orillas del ballet y de la historia, como bien dices en el título, sino también porque en estas páginas se nota la sinceridad y la claridad con las que te expresas. Se nota que este libro te rondaba desde hace mucho tiempo, se nota que necesitabas escribirlo, contar lo que llevas en el corazón, lo que has vivido y conocido, necesitabas decirlo alto y claro, y lo has hecho: lo has conseguido.

Personalmente me han interesado sobre todo aquellas páginas en las que te centras en aspectos personales que yo desconocía. Me refiero por una parte a tus antecedentes familiares, a todo el proceso de formación, tus estudios en Perm y más tarde en Moscú, tus amistades de entonces, tus veranos juveniles…, en fin, tantas cosas que transmiten ilusión y gratitud. Y por otra parte a los capítulos en los que recoges tu manera de haber vivido y apreciado, tu manera de ver la historia de tu país natal a lo largo de tu vida y aun antes de nacer, porque en muchos momentos te remontas a tiempos pasados que explican el porqué de muchas de las cosas que después has vivido. También me han resultado de mucho interés las descripciones que haces de los grandes bailarines y coreógrafos soviéticos, dejando muy claro el valor, la importancia que han tenido en la historia del ballet a nivel mundial. Cada uno somos más receptivos a una cosa u otra en función muchas veces del momento en el que las leemos. Por eso, como detalle, te diré que me ha interesado conocer un poquito sobre la pedagogía de Makarenko. Y es nada más que un ejemplo, porque hay otras muchas páginas del libro que me han cautivado. Desde luego, todo lo referido a Maya Plisetskaya, a Igor Moiseyev y también a Gediminas Tarandá, a Andrey Batalov…, a los Cosacos de Rusia, al Ballet Imperial Ruso, al Moscow City Ballet…

Creo que es un libro para ti necesario del que quiero pensar que estás contenta de haberlo podido escribir y, además, de haber podido publicarlo de esta manera tan elegante y, casi me atrevería a decir, lujosa.
Gracias a ti he podido aprender un poquito más acerca del ballet y estoy seguro de que la próxima vez que vaya a ver un espectáculo de ballet lo podré valorar con mejor criterio, ese criterio que tú tienes y que Salaberría supo ver muy pronto, como bien lo cuentas.

Tu libro es potente, rotundo, sincero, cargado de información y de emoción, valiente, en muchos momentos exhaustivo, en otros momentos discreto. Se nota que podrías haber escogido otro camino, pero has preferido ser elegante y ceñirte a tu propósito. Y lo has conseguido. Gracias por hacerme saber que, en algún momento, también yo formé parte de ese inmenso rompecabezas y pude aportar una pieza a esa imagen espléndida que has sabido plasmar con maestría en tu libro. A esa barquita que corre por el río de la portada le deseo larga vida y muchos éxitos. Enhorabuena.

Ignacio Aranaz
En Pamplona, el 11 de abril de 2021

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